La infusión intraósea se encuentra indicada en situaciones de emergencia donde líquidos y/o drogas deben ser administradas rápidamente, y los accesos venosos son difíciles o requieren demasiado tiempo para lograrse.
La mayoría de protocolos han sido diseñados para casos pediátricos aunque la edad no es una limitación en caso necesario.
Entre las situaciones más comunes estarían el paro cardíaco, politraumatismos, shock de cualquier origen y quemaduras extensas.
Otros pacientes en los cuales la cateterización intravenosa suele ser extremadamente difícil y podrían ser candidatos para este procedimiento incluyen obesidad extrema, edema generalizado, adictos a drogas intravenosas o previas terapias intravenosas prolongadas. Debe aclararse que la infusión intraósea es un procedimiento para reanimación de emergencia que debe reemplazarse lo más pronto posible por una terapia intravenosa cuando la situación clínica del paciente esté más compensada hemodinámicamente. Existen pocas contraindicaciones absolutas para su uso; estas incluyen:
- osteogénesis imperfecta
- osteopetrosis
- fractura del hueso escogido e infección local en el sitio de punción.
- Bacteriemia y sepsis son contraindicaciones relativas si se considera que el procedimiento puede ser salvador.
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